miércoles, 15 de agosto de 2012

Incertidumbres y realidades sobre la leche (Vida Sana)

La leche es un producto alimenticio de máxima actualidad y se sitúa hoy en día  como uno de los alimentos de mayor consumo a nivel mundial. De hecho, es el alimento más completo del que disponemos especialmente por la calidad de sus nutrientes, vitaminas y minerales, y constituye la base de numerosos productos elaborados por la industria alimentaria, química, farmacéutica y estética.
Estamos hablando de un alimento completo que el ser humano consume desde tiempos ancestrales (desde 9.000 años A.C.) y a lo largo de este tiempo ha sido el alimento básico de incontables generaciones. Un alimento que nos ha hecho crecer, ha contribuido a nuestra alimentación equilibrada en el día a día, y ha generado una de las industrias alimenticias más importantes de nuestro estilo de vida actual.
Sin embargo, existen corrientes de opinión que ponen en duda la acción “beneficiosa” de la leche y sus derivados sobre la salud. Desde la década de los 60, se han registrado estudios hechos por investigadores, válidos por supuesto, que han puesto en evidencia intolerancias particulares o reacciones adversas a algunos de los componentes de la leche. Pero no por eso debemos generalizar. Por poner un ejemplo, una de estas corrientes de opinión promulga que la leche puede ocasionar osteoporosis, lo cual parece improbable cuando se sabe que el Calcio de la leche es el producto mejor asimilado para el metabolismo óseo, además recomendado en las unidades especializadas en el metabolismo óseo.
Siguiendo el mismo ejemplo, si tuviéramos que sustituir el calcio de la leche por otros alimentos en la mujer perimenopáusica o menopáusica, que precisa  en torno a l000mgr o 1300mgr de calcio elemento al día, la cantidad que debería ingerir de otros productos como algunas verduras u hortalizas, salmón con espinas, sardinas con espinas, alubias, leche de soja,  etc. sería muy superior a las que podría ingerir. Por lo tanto lo más acertado es tomar el calcio bajo forma de  lácteos (quesos, yogures, leche desnatada, etc) además de otros nutrientes que complementen el aporte.
La industria láctea  distribuye sus productos con la finalidad de asegurar nuestra salud en las diferentes etapas de nuestra vida, ya sea con los productos básicos que contiene la leche o añadiendo  sustancias que en cada etapa nos son necesarias, me refiero al calcio, vitamina D, ácidos Omega3-6, yogures en sus diversas variedades, por nombrar algunos.
Del mismo modo existen creencias y opiniones confusas con respecto a la relación que existe entre los productos lácteos y a la obesidad. Más allá del mero aporte calórico, hay que tener en cuenta que un aporte bajo en calcio puede producir alteraciones en el metabolismo energético y conducir a un aumento de peso corporal; en estos casos un aporte adecuado de calcio puede ayudar a movilizar la grasa corporal con la consiguiente reducción ponderal.
El límite de ingesta diaria de Calcio se sitúa en 780mgrs. En este sentido, la academia nacional de ciencias de la alimentación de USA (NAS) aconseja una ingesta de calcio al día entre l000 y 1300mgrs  (Por ejemplo: medio litro de leche, dos yogures desnatados y 40 gramos de queso) para los niños en edades entre 9-13 años, en mujeres menopáusica 1300mgrs, en varones de 19 a 65 años, 1000mgrs y varones mayores de 65 años 1300mgrs.
Podemos apuntar muchos otros beneficios que aporta la ingesta de leche de vaca y derivados, que no por menos conocidos son menos importantes, como son la protección de las membranas de las células de la mucosa del colon, la ayuda a la oxidación de la grasa corporal favoreciendo la pérdida de peso, la ayuda en la contractura muscular, la prevención de la anemia y la protección de las células nerviosas.
En definitiva, y aunque existan opiniones que en casuísticas muy concretas puedan generar cierta incertidumbre, es evidente que la leche y los productos lácteos han representado y representarán uno de los pilares básicos de nuestra alimentación en todas y cada una de las etapas de nuestra vida. Por lo tanto recomendamos el consumo diario de leche y derivados en las cantidades adecuadas, pues consideramos que contribuyen al mantenimiento de la salud y a la mejora de la calidad de vida.

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