miércoles, 22 de agosto de 2012

Salud y enfermedad

Salud y enfermedad

La salud  es el estado natural, o mejor, el estado "más correcto" en base a la tendencia que tiene la propia naturaleza del ser humano, como la de cualquier manifestación, al equilibrio, dentro de un sistema amplio de interacción...
Esto equivale a un estado de equilibrio en su propia naturaleza y representa una consecuencia propia de la esencia de la vida: la tendencia a disminución de entropía, por tanto de desorden, en el sistema. También supone un estado ajustado de las estructuras y su actividad en consideración de la función.
Naturaleza que ha de ser intuida en su base desde una perspectiva unitaria, no dual.
Equilibrio considerado no como un estado de permanencia, sino de continua mutación  en base a la interacción. Una característica esencial de esta naturaleza viva es el cambio.
La salud - "bienestar" implica un estado relacionado con
  • el grado de  integridad de la propia naturaleza, los seres "inteligentes" derivan hacia la extraña habilidad de romper su estado natural con prácticas comunes como  los hábitos alimenticios o los pensamientos.
  • los recursos que propician su desarrollo en equilibrio con el entorno (mecanismos de defensa y adaptación) 
  • la vivencia mental de los sentidos y la creación de los "egos" distorsionantes
  • la sensibilidad de cada cual en la autopercepción y a la percepción del entorno, si bien esta circunstancia puede variar con el mismo funcionamiento de los sistemas y puede además estar alterada por diferentes causas como la propia experiencia, sociales, químicas (ejem.: drogas...), ambientales, etc.
Una frase simple para resumir el estado de salud y el proceso curativo: "recuperar la propia naturaleza…" desde todo punto de vista (biológico, psíquico, relacional...).
La salud representa un estado en el que destaca la ausencia de señales de alarma: una especie de silencio de las funciones orgánicas que facilita la vida y su desarrollo en un estado de bienestar, de atención simplificada de los sentidos.
Al fin se trata de mantener  la vida en equilibrio  con su medio. La forma más elemental de vida madura organizada es la célula eucariota heredera de la procariota y del protobonte. Es posible un modo elemental de vida consistente en una sola célula, como ocurre con las bacterias. De hecho hasta después del día 13 de nuestra vida embrionaria no hay diferenciación celular. Sin embargo las formas de vida van haciéndose cada vez más complejas; el siguiente paso habría de ser la diferenciación y la especialización de funciones en las células. La diferenciación se lleva a cabo por medio del lenguaje que supone los mensajes químicos, de forma que se establecen verdaderas "conversaciones" entre las células, pero con "palabras" particulares que son moléculas químicas. Estos factores, mediadores que promueven la diferenciación, pueden ser intrínsecos (la propia célula posee la información) o extrínsecos (mensajes procedentes de células cercanas). Las células se  especializan en sus funciones, se organizan y se asocian para cumplir funciones específicas: son los tejidos. Así los tejidos de las glándulas se especializan en fabricar y secretar sustancias, el tejido muscular se especializa en contraerse, el tejido óseo se hace compacto y duro para servir de estructura..., etc. Los tejidos vienen a organizarse en estructuras funcionales complejas: son los órganos, las vísceras..., una continua evolución en las formas de vida que culmina en los vertebrados y en la especie humana en su grado mayor de complejidad organizativa con sus capacidades mentales. 
Y aún esa complejidad, no olvidemos...: el inicio de la vida organizada, la célula y sus funciones como soporte biológico y la búsqueda del equilibrio del conjunto del sistema que no es sino la consecuencia del equilibrio de sus componentes. 
Pero todo parecería demasiado elemental sin la existencia de una característica, entre otras, que la defina, toda esta complejidad de funciones perdería su sentido y su continuidad sin un objetivo... Todo ese ir evolucionando la vida en formas más complicadas, desde la más elemental a la más compleja, tiene un marcado objetivo  básico que la identifica como tal; ese objetivo es el desarrollo en su medio, desarrollo que supone organización, equilibrio, adaptación... Es algo tan simple como la SUPERVIVENCIA la fuerza que ha creado tejidos, órganos, seres complejos, habilidades, inteligencia… La vida está siempre enlazada al medio en que se desarrolla, porque a ese miedo se adapta  y cambia par asobrevivir.
Cuando la vida se manifiesta, se acompaña de una característica de progresión, que la conduce desde su desarrollo hacia la madurez concluyendo en la caducidad. El envejecimiento es un proceso natural, en parte consecuencia de los procesos metabólicos-energéticos celulares, llevados a cabo en organelas celulares como son las redes mitocondriales y el retículo endoplasmático, con la producción de radicales libres y metabolitos residuales que causan agotamiento de las funciones y de la vitalidad.
La  enfermedad  implica la existencia de un desequilibrio del sistema orgánico. La  enfermedad es siempre una manifestación de la desviación del estado natural.
Muchas veces los síntomas que observamos son una manifestación de la actuación de los mecanismos de reequilibrio puestos en marcha o, al menos, parte de ella, una prueba de la tentativa natural de curación por parte de nuestro organismo de mantener o restablecer el estado de salud, aunque indique frecuentemente, en mayor o menor intensidad, la alteración o el fracaso de los mecanismos naturales de reequilibrio que, por si mismos y en un estado utópico de buena funcionalidad, deberían de ser silenciosos.
Desde esta perspectiva no siempre va a ser bueno y deseable luchar "en contra" de la enfermedad en cuanto que esta actitud implicaría una lucha (agresión) contra la propia naturaleza de la persona..., sino más bien luchar a favor de las fuerzas naturales de defensa de los organismos para lograr el reequilibrio, ayudar por tanto en la misma dirección que supone el intento de curación del organismo.
En cualquier caso, esas manifestaciones que suponen la enfermedad, en otras ocasiones, son absolutamente ineficaces y desviadas de lo que supondría la propia naturaleza de la vida.
La salud y la enfermedad son dos conceptos pertenecientes a los polos teóricos del mismo continuo, de la misma idea, que expresa una forma de estar del ser humano. Desde sus inicios el hombre sufre las alteraciones que se producen en el estado deseable para las personas de “bien-estar” y que constituyen el extremo de ese continuo que ocuparía el concepto de enfermedad “el-no-estar-bien” 
La naturaleza nos ha dotado, a cada forma de vida, de una serie de recursos de reequilibrio y supervivencia , que vigilan las variaciones y alteraciones que puedan darse e intentan acomodarse al entorno, que promueve el objetivo esencial que supone la evolución adaptativa y así posibilitando el desarrollo en una serie de procesos y mecanismos a cuyo resultado llamamos homeostasia. La salud es un estado natural y de manera natural los seres vivos adquieren medios para conseguir ese estado en el entorno específico. Muchos de esos mecanismos empezamos ahora a conocerlos y otros están aún desconocidos por la ciencia occidental. Son mecanismos naturales porque son propios de cada organismo y que evolucionan a través de nuestra historia individual y de la especie, en una continua adaptación. Entre esos sistemas los hay, por sus características predominantes, físicos o mentales, aunque todos ellos están lógicamente relacionados como en un único sistema coordinado de reequilibrio, un complejo sistema regulador. Entre esos mecanismos de defensa y adaptación encontramos los sistemas de acción inmunológicos, nerviosos, hormonales, psicológicos, etc.

Fuente;  http://www.saludnatural.net/

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